Sunday, November 19, 2006

Vuelta a casa en coche

Canción: "Me recuerdas tanto a mí" de Mikel Erentxun del disco "El corredor de la suerte"
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Las luces anaranjadas de las bombillas clavadas en las farolas de esta carretera que agonizan por el camino a casa, el mismo camino que llevo recorriendo toda mi vida, marcan la agonía de la noche. La lluvia golpea el parabrisas del coche, esa lluvia es la misma que lleva cayendo desde hace cuatro días. Y mientras suena una entre tantas canciones en el reproductor incrustado en el salpicadero, observo los incendios de mi mente, pienso en lo injusta que es la vida (que aunque me queje, no lo es conmigo, sino con mucha otra gente), hablo con Dios (como siempre que suelo estar a solas) e incluso hablo con Él de su posible no existencia, pienso en la muerte y en las diferentes formas de morirme y no cambio de pensamiento porque no se me ocurre nada tan divertido.

Pero sigo somnoliento, a través de esta lluvia, pensando en las dispares maneras en que puede convertirse ese futuro que me deparará la vida, como si ya estuviese escrito. Y quizás esa es mi mayor preocupación, no tener la fuerza suficiente para cambiar lo que está o no escrito, me conformo con lo que viene. ¿Para qué perseguir sueños que nunca se han cumplido? Nada es como me lo esperaba, todo lo que idealicé era simplemente algo terrenal, en cambio, de aquellas cosas de las que no me esperaba lo más mínimo resultaron ser supremamente un motivo de la existencia humana. Hay tantas cosas que se suponen son las necesarias para vivir en plenitud, pero que conmigo no funcionan. No quiero más sueños rotos, por eso es más fácil no perseguirlos, vivir solo el presente, tendiendo en cuenta mi pasado y seguir el inevitable rumbo hacia el futuro... ese lugar al que nunca me hubiese gustado llegar.

Y entre toda esta absurda maraña de pensamientos que no tienen salida, llegué a casa. Quitarme los zapatos, tumbarme sobre la cama, apagar la luz, mirar en la oscuridad el techo, decidir seguir siendo yo, como si verdaderamente tuviese la libertad de poder tomar otra opción, cerrar los ojos, soñar que puedo soñar contigo antes de ponerme vulgar, porque sigo siendo de carne y hueso... y al final este pensamiento: "por supuesto, esto mañana lo tendré que colgar en el blog". Vivo en este mundo enganchado a tantas cosas inútiles, como el amor.

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