Hotel Solitario

"Cuando empezaba a oscurecer nos metían en los barracones, donde permanecíamos encerrados toda la noche. Siempre se me hacía duro volver del patio a nuestro barracón. Era una habitación de techo bajo, alargada y sofocante, débilmente alumbrada por dos velas de sebo, con un hedor pesado y asfixiante. No comprendo ahora cómo pude vivir en ella diez años. En el camastro corrido yo ocupaba tres tablas: ése era todo mi sitio. Esos camastros los ocupaban, en nuestra única habitación, treinta hombres. En invierno nos encerraban pronto: había que esperar unas cuatro horas a que todos se durmieran. Hasta entonces todo era bulla, jaleo, carcajadas, tacos, tufo, mugre, ruidos de cadenas, cabezas rapadas, rostros marcados, ropas harapientas. Sí, denostado, degradado... ¡el hombre sobrevive! El hombre es un ser que se acostumbra a todo; ésa es, pienso, su mejor definición."

(del libro "Memorias de la casa muerta" de Fiódor Dostoievski)

- No me gusta -exclamó Lenina-, no me gusta nada.

Todavía le gustó menos lo que le esperaba a la entrada del pueblo, en donde su guía los dejó solos para entrar a pedir instrucciones. Suciedad, montes de basura, polvo, perros, moscas... Con el rostro contraído en una mueca de asco, Lenina se llevó un pañuelo a la nariz.

- Pero ¿cómo pueden vivir así? -estalló.

En su voz se percibía un matiz de incredulidad indignada; aquello no era posible.

Bernard se encogió filosóficamente de hombros.

- Piensa que llevan cinco o seis mil años viviendo así -dijo-. Supongo que a estas alturas ya estarán acostumbrados.

- Pero la limpieza nos da la fortaleza -insistió Lenina.

- Sí, y la civilización es esterilización -prosiguió Bernard, completando así en tono irónico la segunda lección hipnopédica de higiene mental-. Pero esta gente no ha oído hablar jamás de nuestro Ford y no está civilizada, por consiguiente , es inútil que...

(fragmento del libro "Un mundo feliz" de Aldous Huxley)

Viene de este artículo http://www.popes80.com/opinion.php?id=267

No toda ley es justa. No toda legalidad es legítima. No todo impuesto es debido. No toda imposición tiene que ser asumida.

No tiraré piedras contra la SGAE, es más, esta asociación está en su legítimo derecho de defender lo suyo, sus intereses (que no tienen porque coincidir con los del resto de la gente), de intentar recaudar el mayor dinero posible para sus socios. Es su obligación.

Pero frente al vicio de pedir está la virtud de no dar. Un Gobierno, un Parlamento, un partido político, debe de estar por encima de intereses privados, y mirar por el bien común, por el interés general. ¿Acaso se está pagando con el dinero de los consumidores ciertos favores políticos? ¿Tener a un colectivo bajo cuerda?

Que el canon es un horror jurídico, nadie lo pone en duda, que es una canallada, lo sabe todo el mundo, que es un despropósito, sólo lo dicen los usuarios. Otros siguen en sus torres de marfil. Y digo más. El Estado nos grava por un hecho ilícito. Es como si a los mafiosos se les gravase por sus actividades delictivas, como si al que va a comprar un automóvil se le cobra un plus porque todo el mundo sabe que en ese pueblo alejado de la mano de Dios va a ir a más de 50 km/h que es lo que marca la prohibición, como si al hombre que se va a casar le impusiesen un canon por si en un futuro maltrata a su mujer, como si el que entrase en un edificio se le cobrase unos euros destinados al arquitecto autor de la obra. Así estamos rozando la idiotez. El absurdo.

¿Y como se distribuyen esos más de 100 millones que se calculan que van a recaudar del canon? Una norma lógica es la que se aplica, según el porcentaje de ventas. Es decir, que los que más tienen, más se llevan. Un ejemplo: Alejandro Sanz, alguien a quien parece ser el dinero no le falta, recibirá en función de los discos que venda, así si vendiese un 1% del total de esos derechos de autor, se llevará 1 millón de euros. Fácil. Pero el esperpento es mayor todavía. Todos esos artistas reciben también el dinero que generan sus colegas extranjeros, ya que a estos no se les da ni un euro en concepto de derechos de autor. Unos mueven el árbol y otros recogen los frutos. Así de simple, así de claro.

Pero de alguna forma todos podemos evitar que esto se termine. Colaborando, por ejemplo con todos contra el canon